Wentworth at WestClay Condominiums

Nos alojamos aquí durante más de 3 años. Al principio todo iba de maravilla hasta que la administración cambió durante la pandemia. El administrador de la propiedad era extremadamente poco profesional y agresivo, muy discutidor y grosero por correo electrónico. Durante meses, una sustancia desagradable emanaba de los baños y las rejillas del aire acondicionado, y la administración se negaba a solucionarlo. Tuvimos que pagar una fortuna por filtros y dispositivos especiales para investigar el problema personalmente, y resultó ser una cantidad peligrosa de formaldehído y partículas en el aire. No entendemos cómo puede haber algo así en el aire de un apartamento, pero ahí sigue. La administración nunca lo solucionó. No somos los únicos; hay otra reseña de hace años donde alguien tuvo el mismo problema. La puerta de acceso al edificio era completamente insegura, con una cerradura endeble que se rompía con frecuencia y un código que, según el encargado, todo el mundo, incluso quienes no viven allí, conocían. - Con demasiada frecuencia y sin previo aviso, los obreros del exterior del edificio sacudían violentamente nuestras puertas, como si quisieran romperlas, durante días enteros, dejando nuestras ventanas y puertas del patio selladas y sin luz ni ventilación. - El aire acondicionado se averiaba constantemente y la administración se mostraba muy reacia a repararlo. La incompetencia de la administración y el mantenimiento hizo que tardaran meses en arreglarlo, y nos quedamos sin aire acondicionado durante un verano muy caluroso. - Por si fuera poco, ahora han subido las tarifas más de 300 dólares al mes.

El barrio de West Clay es uno de los lugares más bonitos de la zona, así que me dio pena irme. Pero con el Wentworth, tenía un vecino abajo que llenaba mi baño y apartamento de humo de cigarrillo y otros olores extraños, y a pesar de trabajar con la administración y usar potentes purificadores de aire y ventiladores, nunca pude librarme de ello. Además, estaban las hormigas enormes que inundaban la cocina a pesar de estar en el tercer piso y no tener comida, e intentar por todos los medios arreglarlo. La administración anterior también tenía un empleado de mantenimiento grosero, así que todo era un infierno a pesar de su gran paciencia. Luego llegó la nueva administración, y aunque fueron amables, profesionales y mejoraron algunas cosas, eran invasivos, entrando constantemente en mi casa. Lo que me hizo mudarme fue la renovación forzada de cada apartamento. Esto incluyó hasta tres días hábiles, a su elección, para traer a un montón de contratistas que los residentes no conocían ni eligieron, para que rompieran parte de la alfombra, las encimeras y el resto. Esto simplemente erosionó mi confianza y fue demasiado invasivo para mí. Tras investigar, esto suele ocurrir cuando los residentes se van después de que termina su contrato de arrendamiento, y la mayoría de las personas con las que hablé se sorprendieron al oírlo. Otros administradores de propiedades de otras instalaciones también se quedaron perplejos o admitieron que ocurre ocasionalmente, pero es muy duro para los residentes. No es tarea de los propietarios ni de los administradores complicarles la vida a los inquilinos con renovaciones forzadas que no son cruciales. La nueva administración tenía una mentalidad muy agresiva, a pesar de ser muy educada al respecto. A eso hay que sumarle los olores provenientes del propietario del condominio privado de abajo y que la nueva administración aún no había solucionado (o no había podido) solucionar el problema de las hormigas.