Molly Barr

Cuando me mudé, no estaba mal. Sin embargo, hicieron muchos cambios, desde inconvenientes hasta situaciones que parecen directamente malintencionadas. Antes, cada residente tenía un lugar numerado y las visitas podían estacionar en cualquier acera que no estuviera cerca de una boca de riego. Ahora, no hay más de una docena de lugares para visitantes en todo el complejo, y es obligatorio reservarlos durante el horario comercial, sin importar la hora de llegada. Nunca he visto tanta burocracia en ningún otro complejo de apartamentos, y sinceramente, parece que lo hicieron solo para darle más trabajo a la grúa. “Grúa“ les viene como anillo al dedo a esos ladrones que merodean varias veces al día buscando a algún pobre incauto que haya cometido un error. Incluso ha habido gente que ha esperado para recogerme, viendo cómo las grúas se quedaban mirando a lo lejos, esperando a que estacionaran mal. No me sorprendería que la administración se llevara una parte de los $200 que cobran por recuperar el coche. Además, antes cada apartamento tenía que pagar los servicios a través de Oxford Utilities y dividir el pago con su compañero de piso. No era demasiado complicado. Me dijeron que, para mayor comodidad, el pago se realizaría directamente con el complejo. Sin embargo, ahora mis gastos de luz se han disparado sin motivo aparente y, además, nos cobran 5 dólares de gastos de gestión para dividir la factura. Teniendo esto en cuenta, es difícil decir que el personal sea bueno. He tenido buenas experiencias y muchos parecen bastante amables. Sin embargo, cuando las normas cambian hasta el punto de ser insultantes, es difícil no pensar que son hipócritas. Ni siquiera dejan la puerta sin llave durante el horario de oficina y pretenden que esperes 15 minutos para abrir cuando tienes una visita que necesita uno de esos pases ridículos para una visita de 20 minutos. El ruido es bastante frecuente, ya sea del aeropuerto, de los bomberos y la policía, o de los coches de los vecinos con la música a todo volumen. Las zonas comunes están llenas de excrementos de mascotas casi siempre y, en verano, hay numerosos hormigueros. Eso sin mencionar las decenas de gatos callejeros que viven alrededor del edificio. Con la atención que le prestaron a problemas menores como el estacionamiento y los servicios, uno pensaría que habrían abordado estos problemas con franqueza, pero no. Sin embargo, el personal de mantenimiento es bastante amable. Nunca he tenido una mala experiencia con ellos. En general, recomiendo encarecidamente considerar otras opciones de vivienda.

Los empleados no mantienen las instalaciones en buen estado (basura, aceras, plagas, césped, gimnasio, piscina). El personal de oficina es desagradable; el gerente puede ser extremadamente grosero. El subgerente no es mucho mejor. ¡¡¡PROHIBIDO EL ESTACIONAMIENTO PARA VISITANTES!!! ¡No lo recomiendo para nada!