841 Solano Ave

Siempre me da reparo escribir reseñas de complejos de apartamentos basándome en mi experiencia personal, pero creo que este lugar merece una advertencia de un antiguo inquilino. Lo primero que hay que tener en cuenta es que no hay administración en el edificio. Normalmente, esto no sería un gran problema, pero en este complejo en particular, es evidente que nada se arregla sin esperar al menos un mes. En un edificio tan antiguo, esto es un gran problema, ya que a veces las cosas se están cayendo a pedazos. Por ejemplo, en octubre o noviembre de 2019, el calentador de agua del complejo se averió. Tardaron tres semanas en que llegara el repuesto y otra semana en que lo instalaran y lo pusieran en funcionamiento en todo el edificio. Luego, pasó otro mes antes de que se restableciera el agua caliente para la lavadora. (Sí, solo hay una lavadora y una secadora para un edificio de ocho apartamentos). Los inquilinos que llevan mucho tiempo viviendo en el edificio también han comentado que, cuando han solicitado reparaciones urgentes, les han dicho inmediatamente después que les subirán el alquiler, lo que ha provocado que muchos duden en pedirlas. Hay muchas luces rotas y conexiones eléctricas destartaladas que se ven desde el exterior del edificio. Después de instalar el nuevo calentador de agua, el viejo estuvo literalmente en el garaje durante un año entero, ocupando espacio sin más. Solo lo retiraron el día antes de mostrar un apartamento recién desocupado a posibles inquilinos. Además: la empresa administradora ha contratado a personas que tienen la peculiaridad de venir a las 8 de la mañana con sopladoras de hojas a gasolina (ilegales en Albany) que, en cuestión de horas, dejan todo con un fuerte olor a gasolina y gases de escape. Pero bueno, al menos tiene una bonita vista del Golden Gate. Es prácticamente lo único por lo que se paga. Nota al margen: los vecinos de al lado, en la colina, son muy amables, pero no es un buen lugar si trabajas de noche o sufres de migrañas, ya que sus hijos parecen haber descubierto decibelios desconocidos en el espectro sonoro y estoy seguro de que tendrían carreras fantásticas si quisieran ser locutores de fútbol (gritando “¡GOL!“ durante 5 minutos seguidos) o cantantes de ópera. Desde entonces me he marchado del complejo, pero espero que la empresa gestora reevalúe seriamente por qué se dedican a este negocio, y pronto.