575 Farmington Ave

Viví en ese complejo de apartamentos apenas dos meses antes de decidir rescindir mi contrato. Había una variedad de inquilinos, como era de esperar, pero el complejo tenía el apodo de “Manicomio“ por una buena razón. Había gritos y alboroto constantemente. La gente merodeaba por la puerta principal día y noche, y el conserje no hacía más que sentarse en el alféizar de la ventana del segundo piso, observando todo lo que hacían los demás. No podía tirar la basura sin que alguien me vigilara constantemente. Además, tenía un vecino que me hizo sentir muy incómodo en varias ocasiones. Cuando se lo comenté a la administración, la excusa fue que esta persona no tenía malas intenciones y que solo me “protegía“. Llamar a mi puerta a horas intempestivas y dejarme comida no es protección. Sin embargo, lo que me hizo irme fue la plaga de chinches de la que la administración mintió. El vecino de enfrente las encontraba a diario en su apartamento. Yo encontré dos en el mío. Cuando informé a la administración, me hicieron sentir como si yo los hubiera traído porque el edificio estaba obviamente limpio... Por mi salud y tranquilidad, presenté mi renuncia con treinta días de anticipación y me mudé en un fin de semana. ¡Manténganse alejados!